Hoy en día, y a pesar de todos los avances científicos que existen, del aumento de detección precoz de muchas enfermedades y de una mayor esperanza de vida, más aumenta la hipocondría.

Todos estos progresos deberían de aportar a la población una mayor tranquilidad en el ámbito de la salud, pero paradójicamente sucede todo lo contrario.

En este blog vamos a explicar qué es la Hipocondría y la Patofobia, dos trastornos muy similares pero con particularidades distintas.

Qué es la Hipocondría

La persona que padece de Hipocondría vive constantemente preocupada por padecer problemas de salud. La hipocondría forma parte de los trastornos de ansiedad.

La persona que teme padecer una enfermedad pasa mucho tiempo observando y analizando su cuerpo en busca de señales o síntomas que le confirme pudiera tener una grave enfermedad.

Horrorizados por la posibilidad de sufrir alguna dolencia, viven en constante estado de alerta, examinando su cuerpo, acudiendo a especialistas y/o realizando todo tipo de pruebas médicas.

Tras ir al médico se quedan más tranquilos, pero solo por un tiempo, pues pronto les vuelve a sacudir el miedo de estar sufriendo una enfermedad. Este miedo se convierte en una condena diaria.

Soluciones intentadas que agudizan el problema del hipocondríaco

En la Terapia Breve Estratégica estudiamos lo que el paciente trata de hacer para calmar su miedo e intentar que no le condicione demasiado, es lo que llamamos las soluciones intentadas.

Lo que vemos es que, en lugar de solucionar el problema, estas soluciones que llevan a cabo, lo agravan. Es decir, el sujeto pone en marcha una serie de conductas, para tratar de controlar su miedo, que son en realidad ineficaces, y al mantenerlas e insistir durante un periodo de tiempo prolongado puede transformar un problema en una patología.

Veamos cuales son estas soluciones intentadas:

Vigilancia Obsesiva de las señales de nuestro cuerpo

 La búsqueda obsesiva y excesiva de señales en el cuerpo que determinen que la persona está sufriendo una enfermedad, les hace perder el control.

Esta vigilancia suele empezar después de haber leído u oído noticias en la prensa o tv sobre síntomas de alguna enfermedad, o incluso después de tener un conocido que ha sufrido de verdad una enfermedad.

Esta solución intentada sólo empeora el problema. Mirarse constantemente y autodiagnosticarse provoca la manifestación de nuevos síntomas que,  a su vez, generarán más vigilancia y por lo tanto nuevas señales alarmantes que llevan al pánico

 

Visitas médicas

 La persona busca tranquilizarse y para ello demanda  asistencia médica (realización de análisis, controles, etc) y búsqueda de información por parte de un medico o especialista, a los que al final recurre reiteradamente, buscando el diagnostico temido.

Aunque estas acciones puedan resultar tranquilizadoras y alivian en un primer momento, la duda vuelve al cabo de un tiempo y por tanto el estrés y la sospecha de padecer una enfermedad vuelve a aparecer.

 

Búsqueda de información en internet

 La búsqueda continuada de información en internet, solo aporta una mayor incertidumbre. En un primer momento es posible que de sensación de tener el control pero esa información acaba siendo una fuente de inseguridad.

Qué es la Patofobia

 La Patofobia es un trastorno que puede parecer igual que la hipocondría pero no lo es. El patofóbico tiene miedo a sufrir una enfermedad cardiovascular grave y fulminante, como puede ser ataques al corazón, ictus, etc. Sin embargo, los hipocondríacos suelen prestar más atención a enfermedades de progresión lenta, como sufrir cáncer, entre otras enfermedades.

La diferencia principal entre el paciente que padece hipocondría o patofobia es que el primero está convencido de tener una enfermedad y por ello va constantemente al médico para hacerse revisiones. El patofóbico  presta atención a los latidos de su corazón y trata de controlarlos, busca tranquilizarse a través de sus familiares o médicos, evita situaciones de esfuerzo así como información acerca de la patología temida.

Por ello, la manera de intervenir también difiere con respecto a la hipocondría.

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